¿Qué ves,
Jeremías? ¿Qué ves, Amós? ¿Qué ves, Zacarías? Con esta pregunta se inician
varios discursos de los profetas en la Biblia. A veces se trata de visiones que
transportan al profeta a un mundo diferente, a un espacio nuevo donde se descubre
un mensaje de Dios más o menos secreto. Pero a menudo se trata de contemplar
una escena bien cotidiana: una rama de almendro llena de flores, la preparación
de la cosecha de la fruta, el trabajo de un alfarero... Estas imágenes tienen
la capacidad de despertar al profeta y ayudarle a descubrir alguna pista sobre
qué está diciendo Dios ahora. Las acciones más sencillas y cercanas tienen una
fuerza extraordinaria para expresar los descubrimientos más profundos y
difíciles sobre nosotros, la vida y la fe.
Con esta idea vuelvo a ponerme a trabajar en este blog.