miércoles, 14 de noviembre de 2012

Los nudos de la madera

Yendo de Montgat hasta Premià por el camino que discurre entre la vía y la playa se cruzan algunos puentes de madera. Con el rozamiento de los zapatos la madera ha ganado brillo y también se ha ido desgastando. Aunque las ruedas de la bicicleta detectan los bultos que forman los nudos de la madera que todavía conservan su grosor original.
Recuerdo algunas cenas con amigos... Son como nudos en la materia de mis recuerdos. Hablando y comiendo tuve la sensación de que el tiempo no pasaba. Ahora me doy cuenta que no iba desencaminado: han resistido muy bien el paso de los años.
Hay momentos en que nuestras experiencias adquieren una densidad y una consistencia fuera de lo normal. Parece como si con lo que estamos haciendo ya tuviéramos suficiente y no nos hiciera falta nada más, como si todo el pasado hubiera sido olvidado y el futuro fuera irrelevante.
La última cena de Jesús... Es importante recordar que fue una cena: el pan y el vino separados del ambiente de amistad y de fiesta, separados de la vida y de los gestos de Jesús, quedarían completamente fuera de contexto y se convertirían en simples ídolos. La cena, pues, con los discípulos tiene también ese aire de consistencia, de profundidad, de riqueza y de plenitud vital.
Compartir el pan y beber de una misma copa son gestos más antiguos que Jesús. Están cargados de significado ya de antes: muchas personas han comido juntos y han brindado, han compartido sus alegrías y sus penas. Ahora con Jesús, además, se convierten en un resumen de su trayectoria vital y a la vez en un nudo que le liga estrechamente a sus seguidores.
Cenas como estas sugieren una riqueza que va mucho más allá del alimento y de la amistad. Esto también se adivina cuando una cena no sale como nosotros quisiéramos pesar de haberla preparado con todo el interés. Descubrimos entonces que se trata de una especie de regalo que no podemos conseguir por nuestras propias fuerzas ni controlar. Puede tratarse de la suerte, puede ser el favor de Dios o el soplo de su inspiración.
Volver una y otra vez a la cena de Jesús, mantener el calor de la amistad, repetir el gesto de partir y compartir, sostener la apuesta de la fe en que a pesar de todo Dios completará su proyecto... es la manera de perseguir con insistencia este regalo que, a menudo, se esconde. Y así lo hacemos, aun sabiendo que la mayor parte de la madera es lisa y muy poca es nudo.