martes, 4 de diciembre de 2012

Gotas de lluvia

Estoy de pié viendo como cae la lluvia. Ha llovido durante todo el día. Primero llovía con fuerza, caían grandes gotas muy seguidas, pero ahora el ritmo se ha ralentizado y cada vez las gotas son más pequeñas. Parece imposible que sólo con el agua de la lluvia se puedan llenar los grandes embalses. Las gotas son frágiles, pasan ante nosotros y estallan sobre el suelo. Las grandes masas de agua, en cambio, esconden una fuerza terrible, sin contención se convierten en una corriente destructora que se lo lleva todo por delante.
Una persona puede pasear bajo la lluvia pero no podría dar ni un paso embestido por una riada. Son cosas tan distintas como hablar con un amigo es diferente de intentar hacerse oír ante una multitud. Hablar mirándose a los ojos, en un clima de confianza, sin interferencias, pendientes el uno de lo que dice el otro... no es lo mismo que captar la atención del público y mantener su interés durante un buen rato.
La comunicación en público tiene sus leyes y está cargada de condicionantes que van más allá de las fuerzas o de la voluntad de las personas: tendencias, modas, presiones sociales, intereses económicos... Con todo hay quien sabe triunfar en este ámbito.
Jesús usa recursos propios de las relaciones interpersonales en su actuación pública: pocos discursos y muchos diálogos, muchas personas concretas y pocas masas anónimas... Conozco personas que en el trato personal actúan justamente al revés, en vez de hablarte te sueltan un discurso y tratan de venderte cualquier cosa.
¿Qué hace Jesús? ¿Es, quizás, un ingenuo que no se da cuenta de los mecanismos que mueven a las multitudes? Actuar en sociedad como si se tratara de un encuentro entre amigos con todo tipo de interlocutores: mujeres, marginados, extranjeros, soldados, maestros de la ley, enfermos... es una opción. Es dar prioridad a las personas por delante de su posición social o religiosa y, también, renunciar de entrada al provecho que se les pueda sacar. Iniciar un tú a tú es una forma privilegiada, quizás la única, de comunicarse seria y respetuosamente, aceptando un proceso compartido del que se desconoce el final.
Es cierto, las grandes masas tienen un poder increíble, pero es un poder ciego e inconstante. Sólo el goteo tenaz es capaz de crear un clima acogedor donde cada uno puede ser él mismo y avanzar paso a paso.